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UNA NUEVA ESPERANZA, AQUÍ Y AHORA.

Es to es Nueva Esperanza.

A sus 74 años, Mahatma Gandhi sobrevivió 21 días sin probar alimento, permitiendo que sus labios fueran apenas humedecidos en un lienzo mojado. El conocido personaje realizó esa larga huelga de hambre buscando que se reconociera el derecho de la India por su independencia, mediante un método que no consideró jamás la violencia.

Y es verdad. En promedio, un ser humano regularmente alcanzará las 3 semanas sin alimento. Tres días sin agua son suficientes para morir; en una nevada, 3 horas sin abrigo ni protección significan muerte segura por hipotermia; y podemos sobrevivir sólo 3 minutos sin aire.

¿Pero cuánto podríamos sobrevivir sin esperanza? Es un hecho: NADIE, nunca, en la historia de la humanidad, ha podido sobrevivir siquiera un segundo sin esperanza. 

Podemos perderlo todo: dinero, familia, salud, incluso el prestigio, la fama, el sustento y la belleza, y todo ello podemos ver cómo le hacemos. Buscamos siempre una salida a la fatalidad, la pérdida de algo o de alguien. Sobrevivimos. Incluso los prisioneros, los esclavos, las personas que son explotadas a lo largo y a lo ancho de este planeta, logran sobreponerse. Incluso quienes hemos sufrido abusos, discriminación, rechazo y aislamiento, estigmatización y condena, hemos sobrevivido al prejuicio, la ignorancia, la arrogancia y la corrupción, el poder del dinero, la ceguera y la cerrazón de gobiernos, ejércitos y policías. 

Pero no podemos vivir sin esperanza. 

La esperanza es lo primero que respiramos cuando venimos a este mundo. Es algo que es difícil de describir, pero que es como saber que el siguiente segundo seguirás estando vivo. Y al día siguiente, y que todo va a estar bien. Crecemos, estudiamos, entramos en relaciones, trabajos, responsabilidades, con esperanza. esperanza de ser mejores, de lograr metas, de tener algún éxito, de ser felices. 

Cuando creemos que la esperanza se ha ido, que "toda esperanza se ha desvanecido", entonces lo que estamos creando es una instrucción para que cese la vida. No tenemos otra opción mas que morir.

Hace tiempo, un amigo que se hizo unos análisis por un malestar estomacal, fue diagnosticado con VIH, el virus que causa el SIDA. Oscar -ese era su nombre- no estaba en etapa de SIDA. Ni siquiera existía la certeza de que tuviera el virus, ya que en esa época la detección no era confiable, y se daban por buenos muchos análisis que eran falsos "positivos". En cuestión de días, Oscar se desplomó y se marchitó como una flor sin agua. Su familia vino desde lejos para acompañarlo, su pareja y amigos estuvimos a su alrededor impotentes, en esos últimos días. Él sabía que no tenía esperanza alguna y caminó sin remedio hacia la muerte. 

También sucede que creemos tener esperanza, pero lo cierto es que tenemos nuestra confianza puesta en otro lado. Tenemos a veces fe en "la buena suerte"; nuestra vida entera a veces puede depender de nuestra esperanza en... ¡otro ser humano! en especial cuando se trata de nuestra pareja. A una sola persona le entregamos nuestras ilusiones y nuestros sueños -y llegamos a creer que nuestra felicidad dependerá de si nos acepta o no. Algunas personas hacen lo posible y hasta lo imposible por complacer hasta el mínimo capricho de su pareja, o tolerar todo tipo de maltratos y humillaciones, porque su vida gira alrededor de ese alguien. Su esperanza está puesta en un humano. 

O suele suceder que ponemos nuestra esperanza en las palabras de algunos políticos o incluso líderes religiosos, sólo para decepcionarnos luego. Muchas personas manipulan a otras dándoles una pequeña dosis de falsa esperanza en algo que nunca cumplen. Algunas religiones e iglesias han usado una imagen distorsionada de Jesús y de Dios, para crear terror en la gente y luego manipularlas con una esperanza basada en el miedo y la culpa, mientras los líderes disfrutan de un poder incalculable. 

Muchos de nosotros venimos de iglesias en donde no hemos encontrado esperanza. Algunos, incluso, han sido sobrevivientes de terribles experiencias, por lo menos han experimentado rechazo y desprecio donde debiera haber brazos abiertos. Por estas y otras causas, la gente deja de creer en Dios. Pierden su fe por malas iglesias, por religiones irrespetuosas o fanáticas. O en otras ocasiones, la gente se cansa de promesas -de creer en un cielo que vendrá luego, en una paz que vendrá después. Todo es para mañana, nunca para hoy. 

Toda falsa esperanza podemos cambiarla por una esperanza real, auténtica. La esperanza en algo que rinde frutos ahora mismo.

Jesús nos habló siempre en términos que confrontaron lo establecido, lo tradicional. Y su palabra, llena de verdad, no siempre agrada a todos, porque implica que trabajemos en aquellos lados de nosotros que no nos gustan. Finalmente, lo que se consigue es vivir en esta verdad, y vivir en una esperanza que nos llena de plenitud. Haremos lo que sea necesario para vivir en el Amor de Cristo.

Esta es la Nueva Esperanza que Jesús nos pide que incorporemos a nuestro diario vivir. "Nueva" significa que no es la misma, no es la esperanza antigua a la que hemos estado acostumbrados, no. No es la esperanza de un cielo inalcanzable, y de una justicia en otro mundo, no. Es la esperanza en un Reino de los Cielos que está AQUÍ y AHORA. 

Y todos nosotros somos quienes tenemos enfrente este desafío: darle vida a estas palabras.

Algunos dirán: "Es peligroso. Es una esperanza peligrosa". Y nosotros diremos: "Es una esperanza verdadera. Es una Nueva Esperanza."

La Nueva Esperanza no es resignarnos a que las cosas sean como son, y lo sigan siendo. La Nueva Esperanza se produce en un mundo que puede ser mejor Ahora.  Y en un Reino de Dios que sea real Aquí, como lo propone Jesús.

Vivamos todas y todos una Nueva Esperanza en nuestras vidas. Cambiemos lo que se necesite cambiar. Sanemos lo que necesite ser sanado. No estamos solos. No caminamos solos. Estamos juntos como familia, unidos en Jesús.

HAY una Nueva Esperanza.


Amén.